EN el otoño de 1864, Federico Nietzsche escribe una poesía al perdido, evocado e incomprensible "Dios Desconocido" Evidencia su fuerte tensión interna entre el no poder ya creer y el querer aún hacerlo:
"Antes de seguir mi camino
y de poner mis ojos hacia adelante,
alzo otra vez, solitario, mis manos
hacia Ti, al que me acojo,
al que en el más hondo fondo del corazón
consagraré, solemne, altares
para que en todo tiempo tu voz,
una vez más, vuelva a llamarme.
Abrásase encima, inscrita hondo,
la palabra: Al Dios desconocido:
suyo soy, y siento los lazos
que en la lucha me abaten
y, si huir quiero,
me fuerzan al fin a su servicio.
¡Quiero conocerte, Desconocido,
tú, que ahondas en mi alma,
que surcas mi vida cual tormenta,
tú, inaprehensible, mi semejante!
Quiero conocerte, servirte quiero"
F. Nietzsche, Werke und Briefe. Historisch-kritische Gesamtausgabe II, 428.
1 comentario:
tremendo! man, despues del otro dia me puse nostalgico y volvi a entrar al blog...no se para que, pero bueno, aca estamos! me acuerdo que ese poema estaba en "¿Existe Dios?" de Hans Kung, era linda la parte que hablaba de Nietzsche
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