sábado, 5 de diciembre de 2009

Welcome my son, welcome to the machine

Cuando nos arrojan del útero somos una gran potencialidad. Potencialidad positiva o potencialidad peligrosa. Podemos ser quienes cumplan las expectativas de quienes nos pensaron o mostrarnos más tarde rompiendo con dicha expectativa. Quienes nos pensaron pueden ser nuestros padres, familiares, o tal vez también la sociedad misma, que nos asignó un lugar en su cuna desde antes de nacer.
En el fondo de la cuestión esta la realidad de que la posición que tomemos siempre será relativa. Relativa a esa expectativa. Esa expectativa nos determina, o al menos nos condiciona. Nos marca un camino que seguir; o al menos, un camino con el que romper.
Siguiéndolo, somos ovejas de rebaño. Somos espejo de un tercero. No somos nosotros mismos.
Rompiendo con ella por el hecho de cortar con la expectativa... nos hace ser la oveja descarriada, que por mayor libertad que tenga, siempre sabrá que la libertad será libertad DE... Libertad de no estar con su rebaño...

La cuestión está en que tanto siguiendo el modelo previsto, como rompiendo con él y siendo libre con respecto al mismo, en el fondo seguimos estando atados a él.

La gran pregunta que se me presenta ahora es ¿Habrá una posición superadora? Allí es donde recordando a Zaratustra encuentro un esbozo de respuesta...

Así hablo Zaratustra: ¿Libre te llamas a ti mismo? Quiero oír tu pensamiento (…) ¿Eres tú alguien al que le sea lícito escapar de un yugo? (…) ¿Libre de qué? ¡Qué importa eso a Zaratustra! Tus ojos deben anunciarme con claridad: ¿libre para qué? ¿Puedes prescribirte a ti mismo tu bien y tu mal y suspender tu voluntad por encima de ti como una ley? ¿Puedes ser juez para ti mismo y vengador de tu ley?”


Tal vez teniendo un para qué ser libres, podamos separarnos de esa expectativa y crear la propia

No hay comentarios: