martes, 17 de abril de 2012

Casi de casualidad



Caminando ya se perfilaba
cuando vio aquello pasar.
No sabía qué era
tampoco qué se iban a encontrar.

Él había estado toda esa tarde
carroñando bolsas de su dueño
buscando desesperado algo
que se pudiera masticar.

Su dueño era la calle,
la esquina era su lugar.
Es que sin darse cuenta
se fue quedando sin ladrar...

Pero esa tarde fue diferente;
esa tarde otra cosa tuvo lugar.

De repente sucedió
aquello que tenía que pasar.
Y sus ojos se desviaron
al verla revolotear.

Tardo un tiempo en moverlos
pues fijos se habían de quedar
frente a ese cuenco de madero
que permanecía a medio llenar.

Pero esa tarde fue diferente;
esa tarde otra cosa tuvo lugar.

Sus vueltas y vueltas le dieron
a él algo por lo que ladrar.
No sabía si era por sorpresa
o si tal vez era por impresionar.

Y mientras entonaba un bello silbido
el comenzó a callar.
Diremos que se le hizo muy difícil,
no dejarse maravillar

por aquellas notas y melodías
que nunca pudo escuchar
una canción nueva
lo hizo empezar a soñar.

Entre vuelta y vuelta
se había detenido a descansar
y entre tanto alboroto
ella pudo observar

que aquel que no ladraba
le había empezado a ladrar.
Nunca pensó que su vuelo
tanto podría lograr.

Hacía tiempo que no ladraba;
la calle era donde debía de estar.
Pero esa tarde fue diferente;
esa tarde otra cosa tuvo lugar.


Franco Morales.-

No hay comentarios: