martes, 28 de febrero de 2012

La canción de un hombre para una joven

A 95 años de su fallecimiento, honrando a ALMAFUERTE con uno de sus poemas más contundentes...

Me pides versos y quiero,
sin pomerme ni quitarme,
para tu bien demostrarme
tal como soy, todo entero.
Pues conjeturo y espero
que la faz de Dios al ver,
comenzarás a romper
el camarín encantado
donde le tiene guardado
tu corazón de mujer.

I

Yo soy el negro pinar,
cuyo colosal ramaje,
cual un colosal cordaje
no cesa de resonar.
Soy el ponto, soy el mar
Solemne, augusto, perverso;
la cuerda, la rima, el verso,
la placa donde resuena
la profunda, la serena
rotación del Universo.

Yo soy la trágica flor
con cuya sutil esencia
corta y alarga la Ciencia
los dominios del dolor.
Yo soy Profeta Mayor,
augur, oráculo griego;
y abrazo y alumbro y ciego
con mi triunfal llamarada,
cual una zarza inflamada,
cual una inscripción de fuego.

Yo voy con el alma ufana
por más dolor que me oprima:
yo marcho por más que gima
toda mi miseria humana.
Yo siempre tuve por vana
la lengua de la opinión;
yo no indago la razón
del can ladrando a mi sombra:
yo me río y hago alfombra
de cualquier admiración.

Yo voy en recta fatal
hacia mi primer deseo;
yo no palo, yo no veo
los muros de lo real;
jamás la fiebre carnal
conturbó mi luz interna;
ni por feroz, ni por tierna,
la pasión me deja rastro...
¡yo gravito como un astro
dentro de la Paz Eterna!

Yo busco el Bien sin criterio
como se desliza un río;
y me retuerzo bravío
cual un ínfimo bacterio,
o reboto en el Misterio
cual un sistema solar...
¡Produciéndome al azar
de la súplica primera,
por más razonar que quiera
jamás podré razonar!

Yo consigo la Verdad,
sin compás, sin ley, a pulso:
yo procedo por impulso
de la Gran Fatalidad.
Yo a la vieja Humanidad
la conflicto, la desgarro:
con las llantas de mi carro
de surcos hondos la lleno,
cual si rodase sin freno
por una pampa de barro.

II

Y como el negro pinar
cuando se pone a gemir,
ni pretende seducir,
ni pretende amedrentar,
yo no intento gobernar
las riendas del corazón;
pero yo no sé qué don,
qué providencia, qué ley
me habrán consagrado rey
del Reino de la Emoción.

miércoles, 8 de febrero de 2012

El camino de tu noche

Y esquivando soles,
como albino resingnado,
sigo el con fueza este camino
sin dejar huellas ni recados.

La histeria barata
y las sodas de media noche
no encuentran asidero;
no se dan si no hay derroche.

Y es que en la verdad,
aquella no revelada,
la enfermedad se esconde
como lo hace la cigarra.

Y aunque la verdad escalde
y con ella se muestre tu indecencia
seguirá moviendose poco
haciendo de la moda su unica esencia

Es que, a decir verdad,
encontrarse nunca quiso,
ni mucho menos escuchar,
lo que su amor lo pudo dar.

Las historias develadas,
aquellas que a los magos
y genios suelen fascinar
muy poco llenan, en verdad

Si hay algo de esta historia
que no termina de entenderse,
entérate, la palabra HUMILDAD
es la que se te pierde.


FRANCO MORALES .-




Avergonzado de si mismo


No hay canciones para el disidente
no hay canciones para el que miente
mucho menos para aquel que no siente

No encuentro canciones para el traidor
tampoco para el falsador
¿Será que nos asusta
escribir de su sensación?
Franco Morales.-